Que es ¿Superficie de ataque?

La superficie de ataque se refiere a todas las vulnerabilidades y puntos de entrada que podrían ser explotados por usuarios no autorizados dentro de un entorno determinado. Abarca componentes tanto digitales como físicos a los que los atacantes apuntan para obtener acceso no autorizado.

La superficie de ataque digital incluye interfaces de red, software, hardware, datos y usuarios. Las interfaces de red como Wi-Fi y Bluetooth son objetivos comunes. El software y el firmware vulnerables brindan oportunidades para ataques de inyección o desbordamiento de búfer. Las credenciales y cuentas de usuario comprometidas se utilizan con frecuencia para obtener acceso al sistema y realizar ataques de ingeniería social.

La superficie de ataque físico se refiere a los componentes tangibles que pueden manipularse para infiltrarse en un sistema. Esto incluye estaciones de trabajo desatendidas, bastidores de servidores mal asegurados, cableado vulnerable y acceso inseguro a edificios. Los atacantes pueden instalar dispositivos de registro de pulsaciones, robar dispositivos de almacenamiento de datos u obtener acceso a redes eludiendo los controles de seguridad físicos.

¿Qué vulnerabilidades constituyen una superficie de ataque?

La superficie de ataque de un sistema consiste en cualquier debilidad o falla que pueda explotarse para obtener acceso no autorizado a los datos. Las posibles vulnerabilidades incluyen:

  • Componentes de software y hardware
  • Infraestructura de red
  • Acceso de usuario y credenciales
  • Configuraciones del sistema
  • Seguridad física

Vector de ataque versus superficie de ataque

Los vectores de ataque describen la ruta o los medios por los cuales un atacante puede obtener acceso a un sistema, como a través de malware, correos electrónicos de phishing, unidades USB o vulnerabilidades de software. La superficie de ataque es la cantidad de posibles vectores de ataque que se pueden utilizar para atacar un sistema.

Reducir la superficie de ataque requiere identificar y eliminar tantas vulnerabilidades como sea posible en todos los posibles vectores de ataque. Esto se puede lograr mediante medidas como parchear el software, restringir los permisos de los usuarios, deshabilitar los puertos o servicios no utilizados, implementar la autenticación multifactor (MFA) e implementar soluciones antivirus o antimalware actualizadas.

Una superficie de ataque optimizada no solo fortalece la postura de seguridad, sino que también permite a los equipos de ciberseguridad centrar sus recursos en monitorear y proteger los activos críticos. Cuando se minimiza la cantidad de vulnerabilidades, hay menos oportunidades para que los atacantes comprometan un sistema y los profesionales de seguridad pueden asignar mejor el tiempo y las herramientas para defender objetivos de alto valor y responder a las amenazas.

Mapeo de la superficie de ataque: activos, puntos de entrada y vulnerabilidades

Mapear la superficie de ataque implica identificar los activos digitales de la organización, los posibles puntos de entrada y las vulnerabilidades existentes.

Los activos digitales abarcan cualquier cosa conectada a la red que almacene o procese datos, incluidos:

  • Servidores
  • Dispositivos terminales (por ejemplo, computadoras de escritorio, portátiles, dispositivos móviles)
  • Equipos de red (por ejemplo, enrutadores, conmutadores, cortafuegos)
  • Dispositivos de Internet de las cosas (IoT) (por ejemplo, cámaras de seguridad, sistemas HVAC)

Los puntos de entrada se refieren a cualquier ruta que podría aprovecharse para obtener acceso a la red, como por ejemplo:

  • Aplicaciones web orientadas al público
  • Software de acceso remoto
  • Conexiones inalámbricas
  • puertos USB

Las vulnerabilidades son debilidades en un activo o punto de entrada que podrían aprovecharse en un ataque, por ejemplo:

  • Software sin parches
  • Contraseñas predeterminadas o débiles
  • Controles de acceso inadecuados
  • Falta de cifrado

Al obtener visibilidad de todos los activos digitales, puntos de entrada y vulnerabilidades en toda la organización, los equipos de seguridad pueden trabajar para reducir la superficie de ataque general y fortalecer las defensas cibernéticas. Esto puede implicar actividades como deshabilitar puntos de entrada innecesarios, implementar controles de acceso más estrictos, implementar actualizaciones de software y educar a los usuarios sobre las mejores prácticas de seguridad.

Monitorear continuamente la superficie de ataque es clave para mantener una ciberseguridad sólida. A medida que se adopten nuevas tecnologías y las redes se vuelvan más complejas, la superficie de ataque inevitablemente evolucionará, creando nuevos riesgos de seguridad que deben identificarse y mitigarse.

Reducción de la superficie de ataque: eliminación de puntos de entrada y fortalecimiento de activos

Reducir la superficie de ataque de una organización implica eliminar posibles puntos de entrada y reforzar los activos críticos. Esto incluye eliminar los servicios conectados a Internet y los puertos abiertos no utilizados, desmantelar los sistemas heredados y parchear las vulnerabilidades conocidas en toda la infraestructura.

Se deben implementar políticas estrictas de control de acceso y privilegios mínimos para limitar el acceso del adversario a datos y sistemas confidenciales. Las soluciones MFA y de inicio de sesión único (SSO) brindan protección adicional a la cuenta. Auditar periódicamente los derechos de acceso de usuarios y grupos para garantizar que sigan siendo apropiados y revocar las credenciales no utilizadas minimiza la superficie de ataque.

Los cortafuegos, enrutadores y servidores deben reforzarse deshabilitando las funciones no utilizadas, eliminando las cuentas predeterminadas y habilitando el registro y la supervisión. Mantener el software actualizado con los últimos parches evita que se aprovechen las vulnerabilidades conocidas.

La segmentación y la microsegmentación de la red compartimentan la infraestructura en secciones más pequeñas y aisladas. De esta manera, si un adversario logra acceder a un segmento, movimiento lateral a otras áreas está restringido. Se deben aplicar modelos de confianza cero, en los que no se confía implícitamente en ninguna parte de la red.

La realización periódica de evaluaciones de riesgos, análisis de vulnerabilidades y pruebas de penetración identifica las debilidades de la infraestructura antes de que puedan explotarse. Cerrar las brechas de seguridad y remediar los hallazgos de riesgos altos y críticos reducen la superficie de ataque general.

Mantener una superficie de ataque mínima requiere esfuerzo y recursos continuos para identificar nuevos riesgos, reevaluar los controles existentes y realizar mejoras. Sin embargo, la inversión en una postura de seguridad sólida genera beneficios sustanciales, lo que permite a las organizaciones operar con confianza en el panorama de amenazas actual. En general, concentrarse en eliminar los puntos de entrada, reforzar los activos críticos y adoptar un enfoque de confianza cero es clave para reducir con éxito la superficie de ataque.

La identidad como superficie de ataque

La identidad es una superficie de ataque cada vez más importante que deben gestionar las organizaciones. A medida que las empresas adoptan servicios en la nube y los empleados acceden a sistemas críticos de forma remota, Gestión de identidad y acceso. se vuelve crucial para la seguridad.

Las credenciales débiles, robadas o comprometidas suponen una brecha importante. Los atacantes suelen atacar los datos de inicio de sesión de los usuarios, ya que obtener el control de las cuentas autorizadas puede otorgarle acceso a los recursos de una organización. Los correos electrónicos de phishing y el malware tienen como objetivo engañar a los usuarios para que proporcionen nombres de usuario y contraseñas. Una vez obtenidas las credenciales de usuario, los atacantes pueden utilizarlas para iniciar sesión y acceder a datos confidenciales, implementar ransomware, o mantener la persistencia dentro de la red.

MFA añade una capa extra de Protección de la identidad. Requerir no solo una contraseña sino también un código enviado a un dispositivo móvil o token de hardware ayuda a prevenir el acceso no autorizado, incluso si la contraseña es robada. Autenticación adaptativa lleva esto un paso más allá al analizar el comportamiento y las ubicaciones de los usuarios para detectar anomalías que podrían indicar un compromiso de la cuenta.

Gestión de acceso privilegiado (PAM) limita lo que los usuarios autenticados pueden hacer dentro de los sistemas y aplicaciones. Proporcionar a los administradores únicamente el nivel mínimo de acceso necesario para realizar su trabajo reduce el impacto potencial de una cuenta comprometida. Estricto control y seguimiento cuentas privilegiadas, que tienen el nivel más alto de acceso, es especialmente importante.

La gestión del acceso externo para terceros, como contratistas o socios comerciales, introduce más riesgos. Es clave garantizar que los socios sigan prácticas de seguridad sólidas y limiten su acceso solo a lo necesario. Terminar todo acceso cuando termina la relación es igualmente importante.

La gestión eficaz de identidades y accesos implica equilibrar la seguridad y la usabilidad. Los controles demasiado complejos pueden frustrar a los empleados y reducir la productividad, pero las políticas de acceso débiles dejan a las organizaciones vulnerables. Con la estrategia y las soluciones adecuadas, las empresas pueden reducir los riesgos basados ​​en la identidad y al mismo tiempo permitir las operaciones comerciales.

Gestión continua de la superficie de ataque: una mejor práctica de seguridad

ASESORIA CONTINUA gestión de superficie de ataque es una mejor práctica recomendada en ciberseguridad. Se refiere al proceso continuo de descubrir, catalogar y mitigar vulnerabilidades en toda la superficie de ataque de una organización, que incluye todos los activos digitales, conexiones y puntos de acceso que podrían ser atacados.

Descubrimiento de moléculas

El primer paso es descubrir y mapear todos los componentes de la superficie de ataque, incluidos:

  • Redes, servidores, endpoints, dispositivos móviles, dispositivos IoT, aplicaciones web, software, etc.
  • Todas las conexiones externas y puntos de acceso a estos activos, como redes WiFi, VPN, integraciones de terceros, etc.
  • Cualquier vulnerabilidad, configuración incorrecta o debilidad asociada con estos componentes que pueda explotarse, como la ingeniería social.

Monitoreo

Una vez que se ha mapeado la superficie de ataque, se requiere un monitoreo continuo. A medida que se agregan nuevos activos digitales, conexiones y tecnologías, la superficie de ataque cambia y se expande, creando nuevas vulnerabilidades. El monitoreo continuo rastrea estos cambios para identificar nuevas vulnerabilidades y mantener actualizado el mapa de la superficie de ataque.

Remediación

Con visibilidad de la superficie de ataque y las vulnerabilidades, los equipos de seguridad pueden priorizar y remediar los riesgos. Esto incluye parchear software, actualizar configuraciones, implementar controles de seguridad adicionales, desmantelar activos innecesarios y restringir el acceso. Los esfuerzos de remediación también deben ser continuos para abordar nuevas vulnerabilidades a medida que surjan.

La gestión continua de la superficie de ataque es un proceso iterativo que permite a las organizaciones reducir su superficie de ataque con el tiempo mediante el descubrimiento, la supervisión y la corrección. Al mantener una comprensión completa y actualizada de la superficie de ataque, los equipos de seguridad pueden defender mejor los activos digitales y prevenir infracciones exitosas.