El principio de privilegio mínimo se basa en restringir el acceso de los usuarios únicamente a los recursos y permisos necesarios para cumplir con sus responsabilidades. A los usuarios solo se les otorgan los derechos de acceso y permisos mínimos necesarios para completar su trabajo y nada más.
Al restringir el acceso innecesario, el principio de privilegio mínimo (también llamado principio de privilegio mínimo) ayuda a reducir el riesgo de una organización. superficie de ataque. Con menos puntos de acceso y privilegios disponibles para los posibles actores de amenazas, la probabilidad de un ciberataque exitoso disminuye. Seguir este principio también limita el posible daño de un ataque al restringir a qué recursos se puede acceder.
Seguir el principio de privilegio mínimo (POLP) mejora la seguridad al reducir la cantidad de posibles vectores de ataque. Cuando los usuarios tienen permisos excesivos, sus cuentas se convierten en objetivos más valiosos para los actores de amenazas que buscan infiltrarse y obtener acceso a sistemas y recursos críticos. Al limitar los privilegios de los usuarios únicamente a los necesarios para su función, las organizaciones disminuyen la probabilidad de compromiso y limitan los daños potenciales.
Si un cuenta de usuario Si el acceso de administrador innecesario se ve comprometido, el atacante obtendría esos derechos de administrador y tendría acceso no autorizado a datos confidenciales, instalaría malware y realizaría cambios importantes en el sistema. Al aplicar el privilegio mínimo, las cuentas de administrador solo se proporcionan a personas seleccionadas y las cuentas de usuario estándar tienen permisos limitados, lo que reduce el impacto de cuenta privilegiada adquisiciones. En general, el principio de privilegio mínimo respalda el modelo de “necesidad de saber”, donde los usuarios solo tienen acceso a la cantidad mínima de datos y recursos necesarios para realizar su trabajo. Este enfoque fortalece la seguridad y el cumplimiento de cualquier organización.
Para implementar el principio de privilegios mínimos, los administradores del sistema controlan cuidadosamente el acceso a los recursos y limitan los permisos de los usuarios. Algunos ejemplos incluyen:
Siguiendo el principio de privilegio mínimo, las organizaciones pueden limitar el daño potencial de las amenazas internas, la apropiación de cuentas y las credenciales privilegiadas comprometidas. También promueve la rendición de cuentas al dejar claro qué usuarios tienen acceso a qué recursos. En general, el principio de privilegio mínimo es una de las mejores prácticas fundamentales para la gestión de riesgos de ciberseguridad.
POLP trabaja en conjunto con el cero confianza modelo, que supone que cualquier usuario, dispositivo o red podría verse comprometido. Al limitar el acceso y los privilegios, las arquitecturas de confianza cero pueden ayudar a contener las infracciones cuando se producen. El principio de privilegio mínimo se considera una de las mejores prácticas para la ciberseguridad y es necesario para cumplir con regulaciones como HIPAA, PCI DSS y GDPR. La implementación adecuada de POLP puede ayudar a reducir el riesgo, limitar el impacto de las filtraciones de datos y respaldar una postura de seguridad sólida.
Hacer cumplir el principio de privilegio mínimo puede presentar varios desafíos para las organizaciones. Un desafío común es determinar los niveles de acceso apropiados para diferentes roles. Requiere analizar cuidadosamente qué acceso es realmente necesario para que los empleados realicen su trabajo. Si el acceso es demasiado restrictivo, puede obstaculizar la productividad. Si es demasiado permisivo, aumenta el riesgo. Lograr el equilibrio adecuado requiere comprender las necesidades tanto técnicas como comerciales.
Otro desafío es implementar el privilegio mínimo en sistemas y aplicaciones heredados. Algunas tecnologías más antiguas no se diseñaron teniendo en cuenta el control de acceso granular y pueden requerir actualizaciones o reemplazos para admitirlas adecuadamente. Esto puede consumir muchos recursos y requerir inversiones de tiempo, dinero y personal. Sin embargo, los riesgos de no modernizar una infraestructura obsoleta que no puede hacer cumplir adecuadamente los privilegios mínimos probablemente superen estos costos.
El aprovisionamiento y desaprovisionamiento de usuarios también presenta obstáculos. Cuando los empleados se unen, ascienden o abandonan una organización, sus derechos de acceso deben asignarse, modificarse o revocarse adecuadamente. Sin procesos de aprovisionamiento automatizados, esto es propenso a errores humanos. Es posible que las cuentas estén mal configuradas o no se deshabiliten rápidamente cuando ya no sean necesarias. La automatización y políticas sólidas de aprovisionamiento son clave para superar este desafío.
Finalmente, el cumplimiento del privilegio mínimo requiere monitoreo y revisión continuos. Las asignaciones de acceso estático quedarán obsoletas a medida que cambien la tecnología, la infraestructura y las necesidades comerciales. Son necesarias auditorías periódicas para identificar y remediar el acceso excesivo o innecesario. Esto exige recursos para realizar revisiones, gestionar excepciones y realizar los cambios necesarios para respaldar la aplicación continua de privilegios mínimos. Con tiempo y práctica, las organizaciones pueden desarrollar procesos optimizados para aliviar estos desafíos de cumplimiento.
En resumen, si bien el privilegio mínimo es una mejor práctica esencial, implementarla y sostenerla requiere un esfuerzo sustancial y continuo. Sin embargo, los riesgos de no hacerlo requieren que las organizaciones inviertan los recursos para superar estos desafíos comunes. Con la tecnología, las políticas y los procedimientos adecuados, se puede aplicar eficazmente el principio de privilegio mínimo para maximizar la seguridad.
Implementar el principio de privilegio mínimo requiere determinar el nivel mínimo de acceso que los usuarios necesitan para realizar su trabajo y limitar el acceso a ese nivel. Esto se hace a través de la gestión de cuentas, políticas de control de acceso y soluciones de gestión de acceso e identidad. Los privilegios se asignan según las funciones y responsabilidades de los usuarios, y el acceso administrativo se concede sólo cuando es necesario. Las revisiones periódicas de los privilegios de la cuenta y los registros de acceso también ayudan a garantizar el cumplimiento del principio de privilegio mínimo.
Para implementar controles de acceso con privilegios mínimos, las organizaciones deben:
A medida que las organizaciones trabajan para fortalecer sus defensas cibernéticas, implementar el principio de privilegio mínimo debería ser una máxima prioridad. Al restringir el acceso de los usuarios únicamente a los recursos y datos necesarios para realizar un trabajo, los riesgos se reducen significativamente. Si bien configurar sistemas y cuentas correctamente requiere tiempo y esfuerzo, los beneficios a largo plazo para la postura de seguridad y la gestión de riesgos bien valen la pena.
Adoptar un enfoque de “confianza cero” y verificar cada solicitud como si viniera de una red que no es de confianza es la dirección que recomiendan muchos expertos. El principio de privilegio mínimo es una mejor práctica fundamental que todos los programas de ciberseguridad deberían adoptar para generar resiliencia y reducir las vulnerabilidades. Hacer cumplir estrictamente los controles de acceso y auditarlos continuamente es lo más responsable y prudente.